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Caféidoscopio

Hay formas que reflejan sentimientos, afectos, o las otras formas. Les reúnen para traer toda la complejidad de los sentidos solamente en una palabra, en una emoción, para ponerla después en el bolsillo de frente y siempre llevarla contigo.  Estas formas tienen una sensibilidad enorme, deben tenerla, o ¿cómo más pueden expresar todo lo que expresan?

 El violín lo tiene. Con un solo tono te hace sentir el olor de la sombra del bosque, la húmeda frescura del prado, de la niebla, del agua; una conversación relajada en la veranda, zumbido de los mosquitos, crujido de nieve y del bosque invernal, los crujientes amaneceres de noviembre, pegajosa telaraña en la cara y los destellos del otoño, el rumor del océano lejano, el verdor del césped, fresco y agrío olor de una cervecería, y silencio de la tranquilidad. El violín es  un cristal, agua, y aire.

El fuego y suelo son elementos de café. El café mezcla sus olores, colores y sus emociones; les revuelve en un caleidoscopio, en el vidrio de un templo que lanza sombras coloridas y sensuales a su suelo y sus columnas. Resuena con el ensayo del órgano y combina su sensualidad, alegría, espiritualidad, pureza y su independencia. En otras palabras, es una quintaesencia de la creación.  Tiene sabor de la tierra y de todos sus frutas, de calor del sol, de la felicidad de la arca iris después de la tormenta, del sonido de las alas de una mosca o del susurro de las hojas corriendo del viento, de las conversaciones de los cafeteros, de los pensamientos de la mamá en la cocina de madrugada. Sí, el café tiene sabor del pensamiento. Es las sombras de las nubes flotando en el cielo y a través de las colinas.

Café recoge todo esto y más. Sintiéndolo, sientes la complejidad de los sentidos del mundo del momento de un grano de café, de un pocillo,  de la imaginación de cada uno, quien tomó el café, está tomándolo en este mismo momento – ya trayendo un vasito a sus labios e inhalando su aroma mientras que encuentre el refugio de la tormenta de nieve en el jazz ligero del bar, en la veranda de la tarde de verano, en el salón frente del fuego una mañana navideña, en la cocina leyendo el periódico con gotas frescas de café en la camisa nueva, o de cada uno que tomará el café, hará el café, sentirá el café con toda la complejidad de las voces del mundo.

Marzo 2014

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